La verdad es que fue un gran placer trabajar en la boda de Eduardo y Nora, ya que a pesar de ser súper majetes, de que nos ayudaran un montón, que en sus rostros la sonrisa estuvo presente en todo momento, tuvieron con nosotros un detalle muy especial, se dejaron asesorar y compartieron con nosotros todos los detalles de la boda.
Eduardo poco a poco iba recibiendo a todos los invitados en la inmensa explanada de la Basílica del Cerro de los Angeles, aparentemente tranquilo aunque muy emocionado, ya que como nos confeso, nunca se había sentido tan querido y era una sensación que le gustaba. Cuando ya estaban casi todos los invitados les invito a todos para que poco a poco fueran pasando en la Basílica.
Nora llegó con puntualidad inglesa en un típico taxi inglés… (de verdad que no es broma y que así fue, aunque lo parezca) la verdad es que estaba súper guapa… rápidamente se bajo del coche y del brazo de su padre recorrió la gran explanada que anteriormente comentábamos… justo cuando comenzó a sonar la música Nora bajo las escaleras que la conducirían hasta Eduardo que junto a la Madrina la esperaba, en su rostros una mezcla de ilusión, emoción… y algo que con palabras es muy difícil de definir… pero que yo creo todos sabemos lo que es, a que si?
Si el comienzo de la ceremonia fue emocionante… el resto no os quiero ni contar, ya que Eduardo y Nora no pararon de entregarse cariño el uno al otro, las miradas fueron súper intensas y los apretones de manos increíbles y claro, tanta emoción tuvo su explosión en una lluvia de arroz, confeti, pétalos y miles de besos/abrazos.
Rápidamente nos escapamos hacia Fuentearcos para aprovechar sus magníficos jardines y hacer un espectacular reportaje con nuestros chicos como protagonistas. Y la verdad es que fue súper fácil ya que nuestros chicos fueron ellos mismos, la complicidad con ellos fue tremenda y estoy seguro que en muchos momentos se olvidaron de que estábamos haciendo fotos.
Pues siguiendo con la puntualidad inglesa, con el taxi inglés, con el Cocktail… hay que ver que British estamos… la verdad es que todo marchaba sobre ruedas, Eduardo y Nora aprovechaban cualquier momento para abrazar, besar y agradecer a todos los presentes el hecho de compartir el día más importante de sus vidas. Además estamos seguros que era así ya que en sus miradas solo podíamos ver felicidad… y claro esa energía positiva se convirtió en una gran fiesta que no paro hasta bien entrada la noche… (la hora, no la pienso decir porque fue de escándalo)